Si del templo erigido en la Necrópolis Alta nos desplazamos en línea recta en dirección al oeste, llegaremos a un enigmático templo construido sobre una pequeña elevación del terreno, a 1,5 km de distancia aproximadamente. Se trata de un Osireion, o templo dedicado a Osiris, subterráneo.
El templo consta de una serie de galerías o catacumbas excavadas en la roca, a las que se accede por una puerta principal y dos puertas secundarias. En una de estas galerías se encuentra una estatua yacente de Osiris, de más de tres metros de altura. En algunas de estas galerías hay construidos, a ambos lados, una serie de nichos donde cada año se enterraba una estatuilla de barro de Osiris que había sido el objeto principal del ritual mistérico de la resurrección del dios del año anterior. Sabemos que este tipo de templos existían en otros lugares de Egipto, pero actualmente el Osireion de Oxirrinco es un monumento único porque es el mejor conservado.
En el dintel de los nichos hay una serie de inscripciones hieráticas que indican las fechas correlativas del entierro de cada estatuilla, y que van del reinado de Ptolomeo VI Filométor al reinado conjunto de Ptolomeo X Sóter II y de Cleopatra III. En cualquier caso, todas las fechas corresponden a la segunda mitad del siglo II a. C. Además, estas mismas inscripciones nos proporcionan el nombre del templo, Per-jef. Gracias a las inscripciones jeroglíficas de las tumbas saítas de la Necrópolis Alta sabemos que este templo Per-jef ya existía durante el Período Saíta.
La parte exterior del templo ha sido totalmente desmantelada, aunque se conserva el trazado del témenos que rodeaba el recinto sagrado, de planta rectangular. Cuando la Misión descubrió e hizo los primeros trabajos en el Osireion, en los años 2000 y 2001, se comprobó que su nombre, Per-jef, se encontraba ya en unos bloques de piedra aparecidos en el mercado de antigüedades en los años cincuenta. Algunos de estos bloques se conservan actualmente en los museos de Leiden (Holanda) y Besançon (Francia), y otros, la mayoría, en colecciones privadas suizas. Los relieves de estos bloques representan tríadas divinas donde vemos a Tueris, en forma de mujer, como divinidad paredro de Osiris. Las inscripciones contienen el nombre del templo, Per-jef, y el de los reyes Alejandro IV de Macedonia, hijo de Alejandro Magno; Ptolomeo I Sóter y Ptolomeo II Filadelfo. Queda claro, pues, que el Osireion de Oxirrinco fue objeto de trabajos de reconstrucción en tiempos de los primeros Ptolomeos. Parece que también queda claro que la superestructura del templo fue desmantelada por excavadores clandestinos que pusieron en circulación sus bloques en el mercado de antigüedades.